Este día se cumplen 46 años de la muy desafortunada decisión de mercadotecnia tomada por la oficina de los Indios de Cleveland.
CDMX (Patty War / 643 Network).- En los últimos 60 años, solamente diez juegos han sido declarados forfeit en las ligas mayores. Es decir, que fueron terminados a favor de uno de los equipos por decisión del umpire, ante una violación del reglamento. No existe una traducción literal al término forfeit, tal vez pueda usarse el adjetivo “terminado.” Aunque puede encontrarse el verbo “forfitear” escrito y conjugado en el Reglamento Oficial de la Liga Mexicana de Béisbol.
De los menos de 200 juegos declarados forfeit en la historia de las ligas mayores, el más memorable de todos fue sin duda el causado por una muy desafortunada decisión de mercadotecnia tomada por la oficina de los Indios de Cleveland el 4 de junio de 1974. Pensaron que si bajaban el precio de la cerveza que se vendía en el estadio a solamente 10 centavos el vaso, lograrían aumentar el número de asistentes a los juegos en una temporada especialmente mala y con muy poca asistencia.
Efectivamente, la gente acudió en masa ante semejante oferta. Alrededor de 25,130 aficionados asistieron a un juego de los Indios vs los Rangers de Texas, equipo con el que los locales tenían cuentas pendientes debido a una bronca junto con derrota que tuvieron apenas una semana antes en Arlington. La mesa estaba puesta para un desastre y eso hubo de cenar: Borrachos enardecidos y béisbol.
Los visitantes tuvieron una ventaja de 5 carreras a 1 casi desde el principio del juego y para entonces, varias personas habían irrumpido en el terreno de juego. Una mujer por ejemplo, llegó corriendo hasta el círculo de espera de los Indios, se levantó la blusa para enseñar su tórax desnudo y luego trató de besar al umpire, sin éxito. En la cuarta entrada, el bateador designado de los Rangers, Grieve conectó un jonrón y mientras corría las bases, un sujeto desnudo se barrió en segunda.
El comportamiento de la gente empeoró en cada entrada. Hubo otros dos locos corriendo en el jardín, aventaron fuegos artificiales al dugout de los Rangers, arrojaron hot dogs y otros objetos al terreno. Por increíble que parezca, la directiva de Cleveland no suspendió la venta de alcohol durante las casi nueve entradas que duró el juego. Lo peor aún estaba por venir.
En la novena entrada, un sujeto trató de robar la gorra del jardinero Jeff Burrough, quien al tratar de retenerla se tropezó y cayó. El mánager de Texas, Billy Martin, creyendo que su jugador estaba siendo atacado, ordenó a sus jugadores que salieran al campo con bats para defenderlo. Los peloteros fueron recibidos con cadenas, cuchillos y hasta partes rotas de las butacas.
A su vez, el mánager de los Indios, Ken Astropomonte ordenó a sus jugadores que apoyaran a los visitantes armados de sus bats. Volaron vasos, botellas, sillas, baterías de radio y sobre todo golpes. Los umpires no se salvaron de la violencia, Nestor Chylak, el principal recibió una herida en la cabeza poco antes de forfitear el juego a favor de Texas.
Afortunadamente llegó la policía al lugar y los peloteros fueron puestos a salvo, lejos de la muchedumbre enardecida por el alcohol. La noche de la cerveza a diez centavos será recordada como la peor promoción de la historia.
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